Con el término ectasia corneal se agrupa a todas aquellas deformaciones corneales hereditarias (el queratocono o la degeneración marginal pelúcida son las más comunes) y deformaciones corneales adquiridas (aquellas que se dan tras una intervención quirúrgica o un traumatismo). Muchas de las ectasias corneales degenerativas, son por causa inmunológica. El queratocono es la ectasia corneal más frecuente y su componente es hereditario. Para este tipo de patolgía corneal, contamos con el cross-linking y los anillos intraestromales como alternativas quirúrgicas más eficaces en fases precoces.
Una catarata se produce cuando nuestro cristalino se opacifica, bien sea por la edad, un traumatismo ocular, la sobreexposición a los rayos UVA o como reacción adversa tóxico-medicamentosa.
El cristalino, es una de las lentes oculares que mayor poder dióptrico tiene. Cuando visualizamos un objeto, los rayos de luz viajan hacia nuestro ojo a través de la pupila y se focalizan en la retina gracias al cristalino. Éste debe estar libre de opacidades con el fin de aportar transparencia a la escena visual.
El glaucoma es una neuropatía óptica isquémica (enfermedad del nervio óptico por falta de riego sanguíneo). Es una enfermedad evolutiva y al tratarse de una afección crónica, la iremos tipificando en el tiempo.
Se caracteriza por una pérdida progresiva de fibras del nervio óptico con pérdida de campo visual periférico, que a la larga producen una alteración irreversible también de la visión central.
La Miopía Magna es una elongación excesiva del globo ocular en dirección antero-posterior del ojo y suele darse en pacientes a partir de 7-11 dioptrías. El paciente miope magno, puede presentar una retina sana, pero habitualmente nos encontramos en estos pacientes lesiones retinianas predisponentes al desprendimiento de retina, signos precoces de glaucoma o de desarrollar maculopatías. Son por tanto, pacientes muy rigurosos en el cumplimiento de sus revisiones oftalmológicas.
La retina es una capa muy fina y frágil de tejido nervioso que tapiza el globo ocular por dentro. Es tejido nervioso altamente especializado. Está compuesta por nueve capas neurosensoriales y un epitelio pigmentario (EPR) que hace de pantalla. Aquí es donde se recoge la imagen visual. El EPR se encarga del metabolismo de todas estas capas. La correcta sinergía entre todas las capas de la retina y determinadas estructuras cerebrales hacen posible el fenómeno de la visión. Cualquier alteración en alguna de éstas capas o en la interfase vítreo-retiniana pone en peligro la agudeza y la calidad visual del paciente.
La mayoría de los pacientes, experimentan cambios y degeneraciones en el vítreo a lo largo de su vida, y al estar la retina adherida al vítreo de manera fisiológica, peligra en muchas ocasiones la integridad de la misma.
La trombosis venosa retiniana (TVR) es una enfermedad circulatoria de la retina que se da en pacientes con problemas vasculares e incluso en pacientes que no padecen lesiones circulatorias en el resto del organismo. Las oclusiones venosas oculares, pueden ser de tipo parcial (el lugar de la obstrucción es una rama o sector de la retina) y de tipo completa (el lugar de la obstrucción se encuentra a la salida de la retina y la afecta en su totalidad). Cualquiera de los dos casos tiene complicaciones importantes, como son: el edema macular, la pérdida de agudeza visual o la isquemia retiniana, que se traduce en la muerte de fibras nerviosas y empeoramiento brusco de la visión. Este tipo de pacientes se pueden beneficiar de las útimas terapias de inyección intravítrea para disminuir las complicaciones propias de la enfermedad.